El marketing emocional es una excelente estrategia para provocar sentimientos positivos del público hacia tu producto o servicio.
Si consigues despertar la curiosidad de los consumidores, habrás dado un paso de gigante para lograr emocionarle.
Pero este cometido no es tarea fácil. Los usuarios no quieren que les digas qué deben «sentir» al usar tu marca. El producto o servicio tiene que ser capaz de transmitir sentimientos. Pero no hay que olvidar que, deben ser los usuarios los que por sí mismos descubran las emociones que les despierta. Sólo así habrás sido capaz de establecer una buena estrategia de marketing emocional.
En la mayoría de los casos, técnicamente un producto no se diferencia en casi nada de los de su competencia. Pero ¿por qué unos son mejor valorados que otros si apenas hay diferencias funcionales entre ellos?. Pues sí, es por lo que estás pensando… Un producto es mejor considerado que otro por el cliente porque, éste y no otro, ha sido capaz de dejar en él la «huella emocional» que le ha hecho diferenciarse de forma significativa de los demás.
Pero para dejar ese «poso» en el cliente, en ocasiones, hay que atreverse a romper con lo establecido y romper paradigmas. Hay que llamar la atención del público a través de la imaginación y la valentía. Es necesario innovar para diferenciarse significativamente de los demás.
Lo importante es ser «activo» para conectar con el público, «proactivo» para ayudarles a alcanzar lo que buscan y «reactivo» para transmitir sentimientos y emociones.
Desarrollar una estrategia de marketing emocional auténtica y efectiva no es tarea baladí. Es necesario tener claras algunas premisas antes de articularla.
Claves para una buena estrategia de marketing emocional
1. Autoconocimiento
Como en casi todo, no se puede empezar la casa por el tejado. Lo primero es conocer en profundidad la propia empresa y el producto o servicio que comercializas. Es necesario
Para poder entender a tu público y ser capaz de transmitirle experiencias únicas, previamente es necesario entenderse a uno mismo.
Hay que ser conscientes de lo que somos y tener claras las emociones que despertamos en el público. Por ello, hay que dedicar un buen tiempo al autoconocimiento. Es decir, hacernos una propia radiografía para identificar cuáles son nuestros valores de identidad. Tenemos que saber en qué somos fuertes y en qué tenemos que mejorar.
2. Manejo de las emociones sociales
Para poder provocar emociones previamente es necesario conocer que es lo que emociona y hace feliz a nuestro cliente.
El secreto está en hacer de la escucha activa una constante de la empresa. Es necesario estar en constante contacto con nuestros consumidores para saber qué les gusta y qué les desagrada.
Si tienes una descripción profunda del «buyer persona» de la marca sabrás de antemano las oportunidades reales que tienes de emocionarle.
Sólo así serás capaz de crear lazos afectivos con los usuarios que logren generar «engagement» o compromiso con la marca.
3. Motivación
Es imprescindible que la experiencia de marca que transmitamos a la audiencia sea REAL y FACTIBLE. La autenticidad es uno de los valores mejor recibidos por el público.Nunca hay que generar falsas expectativas o inalcanzables. Esto irá siempre en contra de la imagen de marca.
Es necesario dar motivos o razones de peso a los clientes para que se sientan felices y orgullosos de nuestra marca. ¡Qué no se les pase por la cabeza sustituirla por otra marca por nada del mundo!
Las decisiones de compra son la consecuencia de una motivación o «inversión emocional». Por tanto, el éxito radica en crear una experiencia de marca tan única e inimitable que sea capaz de provocar en el público ese sentimiento de «mono adicción» por consumirlo.
4. Empatía
Es fundamental ponerse en el lugar del cliente. Hay que escucharle e interactuar con él para saber lo que les emociona y les hace sentirse bien. Sólo así se generará la suficiente confianza para su compromiso con la marca.
Con los usuarios hay que mantener siempre una actitud positiva y conciliadora. Incluso, cuando lo que nos cuentan sean quejas o críticas. Si conocemos lo que no les gusta o no satisface plenamente de nuestra marca lo podremos modificar o cambiar.
Recuerda que, si no hay comunicación bidireccional con los consumidores no hay estrategia de marketing que logre resultados óptimos. Sólo si conocemos los deseos de los clientes serás capaz de satisfacerlos.
Tu marca debe conectar con los valores y emociones que tu público espera de ella.
5. Manejo de las emociones
Para que una marca ocupe un lugar especial en el corazón y en la mente del usuario hay que interactuar con él siempre.
A todos nos gusta que nos consideren «especiales» y nos sintamos valorados por una marca. Por eso, es importante tener ciertos detalles con los clientes. Algunas acciones que pueden ayudar son:
- Felicitar por su cumpleaños o santo.
- Vales de descuento o promociones especiales.
- Premiar su aportación de ideas de mejora.
- Etcétera.
Los pequeños detalles son los que hacen a una marca grande. Aunque parezcan cosas insignificantes aportan mucho valor diferencial. Hay que saber como agradar a los usuarios.
Te recomiendo que leas también la infografía «El secreto del marketing emocional» ubicada en la galería de la web.
Fases del marketing emocional
1. Percibir las emociones
En primer lugar es necesario detectar y descubrir las emociones que la marca despierta en los usuarios.
Hoy en dia, a través de las redes sociales, son más fáciles de determinar. Podemos conocer cuales son los comentarios que circulan por la red de la marca, las veces que comparten sus contenidos, cuántos de ellos indican que les gusta alguna publicación, etc. De toda esta información podemos sacar datos concluyentes al respecto.
2. Entender las emociones
Los seres humanos tenemos dos tipos de emociones primarias: las positivas y negativas.
En el marketing emocional las emociones positivas pueden ser antes o después de probar el produco. La primera es cuando el usuario percibe el beneficio de nuestra marca antes de adquirirlo y por tanto, tiene el deseo de comprarlo. La segunda corresponde con la alegría que siente el cliente después de adquirir nuestro producto. Una vez que lo ha probado realmente siente las emociones y beneficios que él esperaba.
Por el contrario, las emociones negativas es justo lo contrario. Son la reacción ante situaciones cuyas expectativas, tanto antes como después de la compra, eran superiores a lo obtenido. Hay una decepción del consumidor hacia nuestra marca.
Por tanto, es necesario tener claras las emociones que despierta la marca y reconocer cómo afectarán las emociones a decisiones de compra futuras.
3. Usar las emociones
Una vez percibidas y entendidas las emociones del público, el siguiente paso es usarlas para despertar su interés hacia la marca.
Es necesario usar las emociones para que el cliente perciba esas buenas razones y motivos por los que debe adquirir nuestra marca y no otra.
También es muy importante que la audiencia perciba que la empresa hace las cosas de forma apasionada. Esa emocionabilidad y esa pasión también se transmite y contagia.
4. Direccionar las emociones
Esta última fase, de dirigir las emociones, tiene por objeto alcanzar la meta definida. Para ello, lo fundamental es dirigir todas las emociones hacia nuestro objetivo para conseguir y mantener la motivación del público hacia nuestra marca.
La empresa debe buscar la fórmula para lograr «impactar» en los usuarios a través de estímulos que revolucionen su comportamiento. ¡Qué, ni ellos mismos, imaginen su propia reacción!
Hay que conseguir sorprenderles. Pero para ello, es necesario aportar mucho más de lo que ellos esperan de nosotros.
Principales beneficios del marketing emocional
1. Mejora el posicionamiento de marca
- El marketing emocional hace al usuario sentirse partícipe y valorado por la marca que compra. Permite que el cliente no sólamente se fije en las características técnicas que le ofrece ese producto o servicio. En definitiva, este tipo de acciones humanizan a la marca y en consecuencia, mejora la percepción que la audiencia tiene de la misma.
- El hecho de asociar emociones positivas a una marca contribuye a mejorar la imagen de marca que transmite. Cuando el usuario vea o se acuerde de dicha marca lo hará desde la positividad que le evoca dicha marca.
- El conectar emocionalmente y llegar al «corazoncito» del público genera mayor impacto y mejora el nivel de recuerdo.
- El ser diferente al resto de competidores permite a la marca posicionarse de forma excelente. En ocasiones, hay que atreverse a ir contracorriente. Sólo así es posible provocar experiencias, sentimientos y emociones memorables.
- Cuanto más valor se aporte, a cambio de nada, mayor atracción magnética provocará en los usuarios.
2. Refuerza el grado de fidelización de los clientes
- Una empresa que transmite sentimientos logra una conexión especial con el usuario y crea unos lazos afectivos hacia ella.
- Las personas cuando adquirimos un producto no sólo lo hacemos para satisfacer sus necesidades. Por eso, nos decantamos hacia una marca, y no otra, porque nos aporta algo más. El valor diferencial y el ser diferente al resto de competidores es lo que hace que elijamos una marca y seamos fieles a ella.
- Si una marca es capaz de empatizar con el usuario, habrá conseguido su lealtad.
- Los clientes serán fieles a la marca que consigue proporcionarles un alto nivel de satisfacción.
- Un cliente es infiel a una marca porque ésta no ha sido capaz de satisfacer sus necesidades mínimas, ni le genera la suficiente confianza como para comprometerse con ella.
3. Impulsa la prescripción de los usarios satisfechos
- Si consigues hacer feliz al cliente, él será el mejor embajador de tu marca. Los clientes fieles, satisfechos y comprometidos son los mejores influencers de una marca. De forma altruista publicarán y contarán a los demás su propia experiencia de uso.
- Los consumidores confían más en una recomendación de otro usuario que en el contenido o publicidad de una marca. Por tanto, hay que impulsar que los clientes comprometidos se «atrevan» a dar su opinión positiva de la experiencia de marca que les proporciona.
- Es importante que la empresa use la creatividad para crear contenido original y que «emocione». Cuando lo que se publica es de calidad y es capaz de transmitir esa emoción, la audiencia estará dispuesta a compartirla de forma altruista y en poco tiempo puede hacerse viral.
- Por último, no olvides que un cliente fiel a una marca tiene el poder de influenciar incluso a los más excépticos…
Te invito a que consultes también la infografía «Los principales beneficios del marketing emocional».
En este artículo ha quedado patente la necesidad de contagiar felicidad a los clientes.
El marketing emocional debe formar parte de la filosofía de empresa. Además, hay múltiples tipos de acciones que facilitan esa conexión emocional con los usuarios. Algunos de ellos son el audio branding, olfactory branding, event marketing, green marketing y muchos más…
Así que, ya sabes, no hay excusa para intentar «emocionar» a tu público. 😉

Licenciada en Gestión Comercial y Marketing (ESIC).
El #marketing, en todas sus variantes, es mi motor profesional.
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